martes, 11 de marzo de 2014

Una ciudad, una chica

Ahora faltaban apenas cuatro días para llegar nuevamente a la misma aldea. Estaba excitado y al mismo tiempo se sentía inseguro; tal vez la chica ya lo hubiera olvidado. Por allí pasaban muchos pastores para vender lana.

- No importa -dijo el muchacho a sus ovejas-. Yo también conozco a otras chicas en otras ciudades.

Pero en el fondo de su corazón sabía que importaba. Y que tanto los pastores, como los marineros, como los viajantes de comercio siempre conocían una ciudad donde había alguien capaz de hacerles olvidar la alegría de viajar libres por el mundo.
El alquimista
Paulo Coelho

3 comentarios:

  1. Contundente y cierto: 'alguien capaz de hacerles olvidar la alegría de viajar libres por el mundo'.

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  2. Ese "viajar" puede tener muchos sentidos... se puede "viajar" sin salir de la misma ciudad.

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