Aquí las relaciones de pareja son un poco diferentes a España: los niños, sí, niños, de menos de 15 años suelen tener ya sus novios o novias... y por eso hay muchos embarazos juveniles. Es normal verlos tirados en el césped del colegio o de un parque retozando como dos cachorros de leona. También es muy normal verlos en el autobús con la boca abierta, pero no para hablar.
Las relaciones suelen ser muy pasionales: ahora te quiero, ahora no te quiero, ahora estoy con ésta, ahora vuelvo contigo. Y es muy normal que exista el pretendiente, el enamorado y el amante, todos al mismo tiempo. Tanto a hombres y mujeres se puede aplicar el dicho de que "las mujeres son como los monos: hasta que no tienen bien agarrada la siguiente rama, no sueltan la anterior". Jajaja, chiste machista.
Como aquí la infidelidad está al orden del día, ni ellos ni ellas se fían de su pareja. Es muy normal que se espíen unos a los otros, que se cojan el teléfono móvil y se miren las conversaciones de whatsapp o los SMS, que conozcan las contraseñas de las cuentas de correo del otro... en fin, que la confianza mutua brilla por su ausencia, ¡y con razón!
Hace unos meses leí el artículo
50 razones para romper con la pareja. Algunas de las razones son muy curiosas:
"Se nos acabó la pasión. Y no soportaba más que se dejara abierto el bote del champú" Pedro, administrativo, 42
"Decidí divorciarme el día que me di cuenta de que echaba más de menos a Steve Jobs que a mi mujer" Manuel, informático, 38
Algunas son bastante desagradables:
"La verdad, llegó un punto en que no podía verlo. Hacía años que no dormíamos juntos, pero es que todo en él me ponía enferma, cómo comía, cómo hablaba, ¡hasta cómo veía la televisión!" Isabel, enfermera, 64
Y algunas son un poco Ecuatorianas, de control, celos, muchas infidelidades y mucha pasión:
"Era una relación a distancia. Todo iba bien hasta que empezó a vigilarme por Facebook. Un día escribió a un conocido para preguntarle qué relación tenía conmigo. Fue la gota que colmó el vaso y rompí con él" María, cantante, 50
"Eres la mujer de mi vida, pero te dejo porque no me siento amado". Cuando lo escuché pensé que era la peor excusa después del clásico 'no eres tú, soy yo'. Es complicado que alguien que asegura quererte tantísimo sea incapaz de hacer acuse de recibo de lo que tú le das. Más absurdo aún: me sigue llorando y me lo hace saber. ¿Enganchado al desamor? Agradecería la explicación que él no fue capaz de darme. ¿Cómo gestionarlo? Con desconfianza. Que sí, que casi todos los hombres son iguales" Amor, periodista, 50
"La tenía todo el día encima, y aún reclamaba más atención" Eduardo, arquitecto, 40
"Era controlador, siempre quería saber qué hacía y a dónde iba. Solo llevábamos dos años casados, pero me di cuenta de que aguantar así toda la vida sería imposible" Lourdes, enfermera, 53
"Me fue infiel. Lo intentamos después, pero yo había perdido toda la confianza, estaba emparanoiado, quizá veía cosas donde no las había, pero así era. Nos divorciamos" David, dentista, 44
"Me enteré de una infidelidad. Pregunté a los amigos y me reconocieron que había estado tomándome el pelo mucho tiempo. Comencé una vida sola, me compré una casa, la pinté entera, conocí a un hombre 18 meses más tarde. Tenemos un hijo y estamos esperando otro. Creo que todo pasa por una razón" Eli, autónoma, 43
"Detecté movimientos de dinero raros que no sabía justificarme. Escondía el móvil y lo bloqueó, cuando nunca había actuado de esa manera. Ya le encontré yo la justificación, ya. Tenía nombre de mujer" Clara, psicóloga, 63