martes, 1 de julio de 2014

De vuelta a Ecuador

Ayer salió publicada en el periódico El País la noticia Una sangría demográfica sin precedentes: un número considerable de inmigrantes que llegaron a España hace años con la burbuja inmobiliaria (de vergüenza como todo el mundo negaba que existiera la burbuja... para fiarse de los que mueven los hilos) ahora están regresando a sus países porque España es un país falto de oportunidades.

En el artículo se nombra varias veces a Ecuador, ya que a España llegaron muchos ecuatorianos porque se juntaron dos factores: el boom económico de España y el hundimiento económico de Ecuador (Crisis financiera en Ecuador de 1999). En el artículo podemos leer:

Cati y Ramiro Ayo tienen ya la cabeza en Ecuador, a donde planean volver con sus dos hijas después del verano para montar un negocio con el que sacar partido a los conocimientos de cerrajero que Ramiro adquirió en las obras españolas. Como buena parte de sus vecinos ecuatorianos de Mula (Murcia) llevan casi tres lustros en España, y, también como sus compatriotas, sienten que ha llegado el momento de irse del país que les acogió en tiempos de bonanza y en el que ahora sienten que sobran.
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El mayor número de salidas en términos relativos se produjo entre la población ecuatoriana, colombiana y boliviana.
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Cati y Ramiro Ayo vuelven a Ecuador, porque allí, según Ramiro “es igualito que cuando vinimos aquí. Todos tienen su casa y su coche y en los bancos todo son facilidades”. Siguen el rastro del optimismo que les trajo hasta España en el año 2000 y que aquí hace tiempo que se esfumó. Como ellos, cientos de los ecuatorianos que se asentaron en esta comarca agrícola han dicho adiós a los cítricos y a los tomates.
La mayoría de los locutorios de Mula han cerrado, al igual que una treintena de comercios, arruinados por la crisis y por el éxodo de consumidores. El centro se ha quedado lleno de pisos vacíos que se venden a precio de saldo.
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Pese a la dificultad de medir el éxodo, lo cierto es que sobre el terreno la evidencia impresionista abruma. Poco antes de la siete de una mañana de junio, en el consulado de Ecuador en Madrid, Aníbal, el ingeniero se prepara para vender en plena calle plátano con chicharrón, encebollado y tamales a los que hacen cola. Algunos de ellos preparan ya su vuelta y se animan a participar en la conversación. Hay quien ya tiene parte de la familia fuera. Otros se irán juntos. “Allí se gana poco, pero nunca falta qué comer”, dicen. “Se va al campo, a pescar y luego está la familia… El propio Aníbal marchará dentro de unos meses, después de cinco años en el paro, desde que se acabaron las obras y dejó de operar la grúa. Cada vez hay menos ecuatorianos a los que vender platillos, lamenta.
El embajador de Ecuador en España, Miguel Calahorrano, cifra en al menos 50.000 los retornados (hay en total 56.466 ecuatorianos menos en España según el INE), pero también habla de miles con doble nacionalidad ecuatoriana-española emigrados a Europa y que no cuentan en España como extranjeros. Dos universidades españolas están estudiando ahora por encargo de la embajada la salida de ecuatorianos de España. “Es para intentar saber qué está pasando con nuestra gente”, señala el embajador.
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El grueso de los inmigrantes se van de Mula como del resto de pueblos de España en un contexto de empobrecimiento generalizado y de creciente tensión social. Con el paso de los meses, los subsidios se acaban y el ejército de chapistas, fontaneros y electricistas que dejaron la escuela para alicatar la costa española por 3.000 euros al mes, merodean ahora por las calles sin oficio ni beneficio.

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