sábado, 4 de junio de 2016

Dos días sin agua caliente... y da igual

Aquí en Ecuador pasan cosas que no me explico. No me explico que pasen y tampoco me explico que cuando pasen a la gente le dé igual. El nivel de resignación para ciertas cosas de los ecuatorianos me parece fascinante.

El edificio en el que vivo dispone de agua caliente comunitaria: existe una gran caldera que calienta el agua para todos los vecinos. Para ello, existe un gran depósito de gas. En el edificio en el que vivía los dos años anteriores era igual, saqué unas fotografías de las instalaciones (Las vistas desde la azotea de mi edificio).

Y al igual que pasó en el otro edificio varias veces, en este nos hemos quedado sin agua caliente dos días porque se acabó el gas. ¡Se acabó el gas!

¿En qué cabeza cabe que se acabe el gas y nadie lo evite con antelación? En el edificio en el que vivo hay un guardia de seguridad las 24 horas del día, hay una persona de mantenimiento, hay varias personas de limpieza y... se acabó el gas, nadie se dio cuenta.

Yo me puedo duchar con agua fría, en Alicante he pasado varios inviernos sin usar el agua caliente, no tengo problema en hacerlo. Pero, ¿y los niños? ¿Y las personas mayores? ¿Y las personas enfermas?


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