- Las que uno de los dos no reconoce como parte de su léxico pero entiende perfectamente, sobre todo porque es capaz de deducir sus cromosomas: un español no se bañará en una “pileta”, pero sabrá a qué se refiere su interlocutor argentino cuando le proponga nadar un rato en ella.
- Aquellas otras que se desconocen por completo: ¿qué querrá decir un mexicano que se refiere a su achichincle? (ayudante de poca monta).
- Los términos que se conocen pero no significan lo mismo en según qué sitio (huiremos del verbo que surge de inmediato, pero podemos hablar de la “polla” –apuesta– o de la “cola” –trasero–; o recordar que cuando un venezolano “exige” algo, sólo está rogándolo encarecidamente).
- “Un plomero para componer la llave de la tina” significa “un fontanero para reparar el grifo de la bañera”.
- “Acera”, “vereda”, “andén”, “sendero” o “banqueta”.
- “Ordenador”, “computador” y “computadora”.
- “Coche”, “auto”, “carro” y “máquina”.
- “Cacahuete”, “cacahuate” y “maní”.
Puedo jurar y rejurar que es verdad, porque cada vez que a una chica le digo "te voy a arrancar las bragas", me mira con una cara de extrañeza.
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