La crisis financiera de 2007 − 2008 y la crisis posterior que le siguió dejaron a la deriva a un gran número de españoles, en medio de los restos del naufragio de una forma de capitalismo cada vez más disfuncional. Cinco años después, uno de cada seis españoles querría un trabajo a tiempo completo, pero sigue sin encontrarlo; aproximadamente dos millones de familias han recibido la orden de abandonar sus hogares, y varios millones más prevén que van a recibir una notificación de desahucio en un futuro no demasiado lejano; una cantidad aún mayor de ciudadanos vio cómo parecían evaporarse los ahorros de toda su vida. Incluso si una parte de los brotes verdes que los optimistas no cesaban de ver hubieran sido, de verdad, el heraldo de una recuperación real, tendrían que pasar varios años —como muy pronto hasta 2018— para que la economía volviera al pleno empleo. Sin embargo, para 2012, muchos ya habían renunciado a toda esperanza: quienes perdieron sus empleos en 2008 o 2009 ya se habían gastado todos sus ahorros. Los cheques del subsidio de desempleo se habían agotado. Las personas de mediana edad, que antes confiaban en reincorporarse rápidamente a la población activa, llegaron a la conclusión de que en realidad habían sido jubilados a la fuerza. Los jóvenes, recién salidos de la universidad con deudas de decenas de euros, no podían encontrar trabajo de ningún tipo. La gente que se había ido a vivir con amigos y familiares al principio de la crisis se había quedado sin techo. Las casas que se compraron durante el boom inmobiliario seguían a la venta, o se vendían con pérdidas; y muchas más seguían vacías. Los nefastos fundamentos del boom financiero de la década anterior quedaban finalmente en evidencia.¿Qué opinas? ¿El párrafo anterior refleja la reciente historia de España? ¿A que sí? Pues no. Ese párrafo se refiere a Estados Unidos, lo he sacado del libro El Precio de la Desigualdad: El 1 Por Ciento de la Poblacion Tiene lo Que el 99 Por Ciento Necesita, el último libro que estoy leyendo. Su autor, Joseph Stiglitz, recibió el Premio Nobel de Economía en el año 2001.
El párrafo anterior es el inicio del capítulo 1 "El problema de Estados Unidos con el 1 por ciento". He cambiado "Gran Recesión" por "crisis posterior", "estadounidenses" por "españoles" y "dolares" por "euros". El resto está exactamente igual.
Sorprendente, ¿no?
Quizás no tan sorprendente, quizás una muestra más de la globalización y de que los problemas de esta crisis no han sido particulares de un país concreto, sino que es un problema del sistema en sí mismo.
La sinopsis del libro dice:
El 1 % de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99 %. A lo largo de la historia esto es algo que esa minoría solo ha logrado entender# cuando ya era demasiado tarde. Las consecuencias de la desigualdad son conocidas: altos índices de criminalidad, problemas sanitarios, menores niveles de educación, de cohesión social y de esperanza de vida. Pero ¿cuáles son sus causas, por qué está creciendo con tanta rapidez y cuál es su efecto sobre la economía? El precio de la desigualdad proporciona las esperadas respuestas a estas apremiantes cuestiones en una de las más brillantes contribuciones de un economista al debate público de los últimos años. El premio Nobel Joseph Stiglitz muestra cómo los mercados por sí solos no son ni eficientes ni estables y tienden a acumular la riqueza en manos de unos pocos más que a promover la competencia. Revela además cómo las políticas de gobiernos e instituciones son propensas a acentuar esta tendencia, influyendo sobre los mercados en modos que dan ventaja a los más ricos frente al resto. La democracia y el imperio de la ley se ven a su vez debilitados por la cada vez mayor concentración del poder en manos de los más privilegiados. Este libro constituye una contundente crítica a las ideas del libre mercado y a la dirección que Estados Unidos y muchas otras sociedades han tomado durante los últimos treinta años, demostrando por qué no es solo injusta sino además insensata. Stiglitz ofrece esperanza en la forma de un concreto conjunto de reformas que contribuirían a crear una sociedad más justa y equitativa, además de una economía más sólida y estable.Por supuesto, recomiendo su lectura.
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