sábado, 27 de junio de 2015

La destrucción creativa

Hace unas semanas comenté que estaba leyendo Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza.

Un concepto que se repite a lo largo de todo el libro es la destrucción creativa, que en la Wikipedia se define como "el proceso de innovación que tiene lugar en una economía de mercado en el que los nuevos productos destruyen viejas empresas y modelos de negocio".

A lo largo de la historia se han producido numerosos acontecimientos, descubrimientos o invenciones que han supuesto procesos de destrucción creativa. Esos procesos amenazaban el satus quo de ciertos sectores de la sociedad, lo que originó que se prohibiesen o se intentasen controlar.

¿Eso existe en la actualidad? Sí, por supuesto que sí, pero antes vamos a ver un par de ejemplos históricos.

Por ejemplo, mientras que en otros países triunfaba la industrialización y el ferrocarril, en el Imperio Austro-Húngaro existía una oposición total por parte de su emperador:
La oposición a la innovación se manifestó de dos formas. La primera fue que Francisco I se opuso al desarrollo de la industria. Ésta conducía a fábricas que concentrarían a los trabajadores pobres en ciudades, sobre todo en la capital, Viena. Y aquellos trabajadores podrían apoyar a los que se oponían al absolutismo. Las políticas de Francisco I tenían como objetivo fijar las élites tradicionales y el statu quo político y económico. Quería que la sociedad continuara siendo principalmente agrícola, y pensaba que la mejor forma de hacerlo era que, para empezar, no se construyeran fábricas. Esto lo hizo directamente él. En 1802, prohibió la creación de fábricas nuevas en Viena. En lugar de fomentar la importación y la adopción de maquinaria nueva, que constituyen la base de la industrialización, la prohibió hasta 1811.
La segunda forma fue que se opuso a la construcción de vías férreas, una de las nuevas tecnologías clave que aportaba la revolución industrial. En una ocasión en la que le presentaron un proyecto para construir una vía férrea en el norte, Francisco I contestó: «No, no, no tendré nada que ver con esto, no vaya a ser que la revolución llegue al país».
Y en Rusia ocurrió lo mismo en la misma época:
Nicolás temía los cambios sociales que conllevaría la creación de una economía moderna. Tal y como dijo en un discurso que pronunció en una reunión de fabricantes en una muestra industrial de Moscú: "Tanto el Estado como los fabricantes deben centrar su atención en un tema, sin el cual las fábricas en sí se convertirían en un mal y no en una bendición; el cuidado de los trabajadores que aumentan en número anualmente. Necesitan una supervisión enérgica y paternal de su moral; sin ella, esta masa de personas poco a poco se corromperá y, al final, se convertirá en una clase tan miserable como peligrosa para sus señores".
Igual que en el caso de Francisco I, Nicolás temía que la destrucción creativa desencadenada por una economía industrial moderna socavara el statu quo político en Rusia. Alentado por Nicolás, Kankrin dio pasos específicos para ralentizar el potencial para la industria. Prohibió varias exposiciones industriales, que previamente se habían realizado periódicamente para mostrar tecnologías nuevas y facilitar la adopción de dichas novedades.
Y lo mejor, también habla de España y lo compara con Inglaterra:
En Inglaterra, la derrota del absolutismo en 1688 condujo no solamente a instituciones políticas pluralistas, sino también a un mayor desarrollo de un Estado centralizado mucho más efectivo. En España, ocurrió lo contrario con el triunfo del absolutismo. A pesar de que el monarca ató de pies y manos a las Cortes y eliminó cualquier restricción potencial de su comportamiento, era cada vez más difícil aumentar los impuestos, incluso cuando se intentaba mediante negociaciones directas con ciudades concretas. Mientras el Estado inglés creaba una burocracia vendía inmunidad frente a la justicia.
Las consecuencias de estas instituciones políticas y económicas extractivas en España eran previsibles. Durante el siglo XVII , Inglaterra se dirigía al crecimiento comercial y a una rápida industrialización, y España caía en picado y se sumía en un declive económico generalizado. A principios de siglo, una de cada cinco personas de España vivía en zonas urbanas. A finales de siglo, esta cifra era de una de cada diez, debido al aumento del empobrecimiento de la población española. Las rentas españolas caían, mientras que Inglaterra se hacía rica.
La persistencia y el fortalecimiento del absolutismo en España, mientras en Inglaterra era extirpado, es otro ejemplo de que las pequeñas diferencias importan durante las coyunturas críticas. Estas diferencias radicaban en la fuerza y la naturaleza de las instituciones representativas; la coyuntura crítica fue el descubrimiento de América. La interacción de estos factores provocó que España recorriera un camino muy distinto al de Inglaterra. Las instituciones económicas relativamente inclusivas que aparecieron en Inglaterra crearon un dinamismo económico sin precedentes que culminó en la revolución industrial, mientras que la industrialización no tenía ninguna posibilidad en España. La tecnología industrial se extendía por muchas partes del mundo, pero la economía española se había hundido tanto que ni siquiera existía la necesidad de que la Corona o las élites terratenientes bloquearan la industrialización.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la actualidad? Hace unas semanas se publicó el artículo Tener una batería Tesla, una opción más que difícil en España:
En definitiva, pese a que pueda parecer que con el autoconsumo que proporcionarían dichas baterías, el consumidor podría ahorrarse algo en la factura, lo cierto es que la Ley ya se encarga de establecer los pagos que no supongan una 'inestabilidad' económica dentro del sector. 
De hecho, en la factura habría una partida para costear ese autoconsumo. Se realizará una lectura de la energía por parte de la empresa distribuidora que será puesta a disposición de la empresa comercializadora incluyendo los saldos netos horarios con los que se procederá a realizar la facturación. La empresa comercializadora procederá a facturar el suministro con modalidad de autoconsumo, incluyendo la facturación del peaje de respaldo. 
Si en algún momento, se incumpliera alguna de la normativa, el suministro eléctrico de autoconsumo sería suspendido, además del pago de una multa. 
En resumen, todo el que produzca su propia energía tendrá que pagar por cada kWh que genere, con lo que, aunque las baterías Tesla sirven para almacenar esa energía que generan los paneles solares, en España tendrían un coste, no sólo por el producto, si no también por el hecho de tenerlo .
Y hace poco se publicó Industria creará un gravamen para el autoconsumo de luz con baterías. Es decir, una total oposición hace la destrucción creativa que puede suponer toda la tecnología que se está desarrollando.

El objetivo es que no existan competidores y que el status quo tradicional de las compañías eléctricas no se vea alterado. En la actualidad existen avances que permiten el autoconsumo, pero están penalizados porque pueden suponer una "destrucción creativa".

1 comentario:

  1. que bien hilado, tio, buen post, queda claro que son los mismo perros con distinto collar. En el pais con más sol de europa, poniendo trabas al autoconsumo eléctrico... espero que los larguen en noviembre y sobre todo espero que el que los sustituya tenga un poquet més de seny...

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