domingo, 6 de marzo de 2016

Hay que prohibir los deberes

Me levanto, desayuno y leo en el periódico El País el artículo Siempre tengo deberes. Leo y me río:
"¿En qué ley pone que los profesores pueden sancionar a sus alumnos que no hacen deberes? ¿Dónde está escrito cómo se deben evaluar?”, pregunta Jesús Salido, presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa). “Queremos respuestas para que las familias puedan solventar una cuestión que está condicionando sus vidas”, añade. Ahora la Ceapa ultima un escrito sobre la base legal para poner deberes que será enviado al ministro y al Congreso de los Diputados. 
La protesta por los deberes se reactivó en 2012 en Francia cuando decenas de miles de padres y alumnos secundaron una huelga contra los “trabajos forzosos” fuera del horario lectivo. Debió de ser divertida: consistió en obligar a los niños a tener las tardes libres.
Esto de los padres protestando por los deberes es algo que ya he leído varias veces. Pues... a este padre, presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos, le podría explicar lo que seguramente haría alguno de sus hijos cuando llegue a la universidad sin haber tenido antes una cultura del "trabajo y del esfuerzo".

Hace unos años, cinco o seis años, hice un experimento con mis alumnos en la universidad. El primer día de clase les ofrecí dos opciones para la asignatura que estaba presentando:
  • Opción 1: ya tienes un aprobado (5), no tienes que hacer las prácticas si no quieres, no tienes que hacer el examen, pero puedes y debes seguir viniendo a clase para aprender.
  • Opción 2: el método tradicional, tienes que realizar todos los trabajos y el examen final, se te va a evaluar y puedes suspender.
Un dato muy importante en este experimento es que la asignatura era optativa, es decir, que se "presuponía" que el que estaba en la asignatura era porque quería, no porque estuviese obligado.

¿Cuál fue el resultado? Después de la incredulidad inicial y de tener que explicarlo varias veces, creo recordar que más de un 60% eligieron la opción 1. Los que eligieron esa opción, después de unas semanas no volvieron por clase nunca más. Y yo cumplí con mi acuerdo y los aprobé "por el morro". No tengo ningún cargo de conciencia por ello, es más, me siento orgulloso de ese experimento porque ratifiqué una sospecha (hipótesis en términos científicos) que tenía.

Al acabar el experimento lo intenté publicar en un congreso de la universidad. El artículo fue aceptado. Antes de enviar la versión definitiva, le envié el artículo a la directora de mi departamento y al director de la facultad. Ambos me pidieron, con muy buenas palabras, que no publicase el artículo. Y así hice... a veces estoy loco, pero no tonto.

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