Desde que visité México por primera vez en el año 2008, siempre he pensado que conducir en México es lo más peligroso que he hecho en mi vida. Afortunadamente nunca había tenido ningún accidente de tráfico, hasta ahora.
Yo conducía, giré en una esquina despacio, y un coche que venía detrás nos embistió. El golpe no fue grave, pero sí lo suficiente para que el cuello y la nuca me molestase un par de días.
Al día siguiente fui al hospital, no por mí, sino por uno de los pasajeros. En la sala de urgencias me encontré estos paneles que explican el proceso de triaje:
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