Jesús: Es que los finales felices, dependen.
Tristeza: ¿Como dependen?
Jesús: Depende donde pongas el punto. El punto final. Si ponías el punto final de la historia el día que te enamoraste del man en la playa, ya tenías tu final feliz. Subían créditos, música, aplausos y todo el mundo salía contento. Pero no, el man se casó con esa suca, la que le debe hijos, hacienda y ya. Créditos, aplausos y ahí termina su historia; pero la tuya no, la tuya acaba de comenzar, mas bien.
Qué tan lejos, Tania Hermida (2006)
Esta historia necesita un punto final, o quizás no, quizás sólo acaba de comenzar, quizás puede ser simplemente el inicio de otra historia:
El fin del viaje es simplemente el comienzo de otro. Es necesario ver lo que no ha sido visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se vio en verano, ver de día lo que se vio de noche, con sol donde antes la lluvia caía, ver el trigo verde, el fruto maduro, la piedra que cambió de lugar, la sombra que aquí no estaba. Es preciso volver a los pasos que fueron dados, para repetirlos, y para trazar caminos nuevos a su lado. Es preciso recomenzar el viaje. Siempre. El viajero vuelve ya.» Así es. Así sea.
Viajes, José Saramago (2009)
Yo añadiría que es necesario ver lo que ha sido visto, o no ha sido visto, con otra persona.
Hasta que comience el próximo viaje, unas fotografías de un sitio al que seguro que volveré aunque ya lo haya visitado, las Islas Galápagos, un paraíso en la Tierra. Por ahora, es un punto y seguido muy hermoso.
Y una sorpresa más del destino, lo que me encontré al aterrizar en España, en el aeropuerto de Barajas, nada más, y nada menos, que un mural de Oswaldo Guayasamín (Mural de Guayasamín cumple 30 años hermanando a España y a América y un vídeo Mural de Oswaldo Guayasamín cumple 30 años hermanando a España y a América):
El guardia de seguridad que aparece a la derecha no paró de observarme mientras tomaba las fotografías.
Punto y seguido.